Conciliación bancaria: el error que puede costarte caro.
- janet rubio
- 22 sept
- 2 Min. de lectura
En el día a día de una empresa o negocio, llevar la contabilidad parece sencillo: registrar facturas, anotar pagos y dar por hecho que todo está en orden. Sin embargo, uno de los errores más comunes —y también más costosos— es no conciliar los estados de cuenta bancarios con la contabilidad interna.
Imagina la pantalla dividida: de un lado, tus facturas; del otro, tu banco. A simple vista deberían coincidir, pero ¿Qué pasa cuando no es así?
Lo que ocurre cuando no haces conciliaciones
No conciliar tus cuentas genera una cadena de problemas que tarde o temprano salen a la luz:
❌ Inconsistencias frente al SAT. El fisco se guía por tus estados de cuenta y si tu contabilidad no refleja lo mismo, surgen observaciones.
❌ Ingresos inexistentes. Puedes tener ventas registradas que nunca llegaron al banco.
❌ Pagos sin comprobar. Facturas pagadas o cheques emitidos que no se cobraron.
❌ Cargos invisibles. Comisiones bancarias o intereses que jamás registraste.
❌ Balances irreales. Tu contabilidad refleja dinero que en realidad no está disponible.
❌ Decisiones equivocadas. Terminas confiando en información falsa para planear tus finanzas.
El resultado: estrés, pérdidas económicas y, en el peor de los casos, auditorías innecesarias.
La solución está en tus manos
La buena noticia es que prevenir estos problemas es mucho más sencillo de lo que parece. Solo necesitas implementar una conciliación bancaria periódica:
✅ Revisa cada mes tu saldo real frente al contable.
✅ Identifica depósitos en tránsito y cheques no cobrados.
✅ Registra comisiones, intereses y concilia con tu facturación.
Al hacerlo, tu contabilidad será clara, confiable y siempre lista para responder ante cualquier revisión.
Conclusión
La conciliación bancaria no es un trámite más: es la base para mantener la salud financiera de tu negocio.
Si necesitas apoyo con tu conciliación o tu contabilidad, nuestro equipo está listo para ayudarte.





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